Buenas
noches a todos, estoy muy feliz por ser la pregonera de las Fiestas de mi
pueblo.
Ante todo
les pido disculpas por no hacerme cargo yo misma de toda la lectura de este
pregón, pero como ustedes bien saben lo mío es la natación, así que contaré con
la valiosa ayuda de mi hermana Amparo que como en tantas otras ocasiones
estará a mi lado ayudándome y guiándome.
Amparo por
favor puedes subir.
Es un
honor para mí haber sido elegida para pregonar las fiestas de mi pueblo, nunca
hubiera imaginado que algún día pudiera estar aquí subida en este escenario
rodeada por el cariño de todos vosotros. Fue allá por el mes de mayo cuando
Pepe, Alcalde de Cehegín, se puso en contacto conmigo y mi familia, expresando
el interés por parte de la
Corporación Local y especialmente el suyo, de que fuera yo la
persona encargada de realizar este año el pregón de las fiestas en honor de
nuestra patrona la Virgen
de las Maravillas. En un principio tengo que confesar que no me creía lo que
estaba oyendo ¡¡¡Yo pregonera de las Fiestas
de Cehegín¡¡¡. Me pareció algo novedoso, especial y, sobre todo, pensé que era
una gran responsabilidad, puesto que, por un lado, soy la primera mujer
pregonera en este pueblo, y por otro, a buen seguro una de las pocas personas
con Síndrome de Down que han sido elegidas para pregonar las fiestas de su
pueblo. Aún así, asumí el reto y me dispuse de inmediato a redactar este texto
contando con la ayuda de mi familia y amigos. Esta responsabilidad es mayor si
cabe teniendo en cuenta los pregoneros de años anteriores personas tan
importantes y de renombre como nuestro actual presidente del Gobierno Regional
Ramón Luís Valcárcel, el escritor y periodista Arturo Pérez Reverte, Antonio
Pérez Crespo, que fue presidente preautonómico de Murcia, José Luis López
Vázquez actor, José Luís Castillo Puche, escritor yeclano; y nuestros
cehegineros Salvador García Jiménez, Francisco Carreño, Antonio de Béjar,
Fernando Gil Tudela, Antonio de la
Ossa, Pepín Liria, Salvador Ruiz de Maya y Javier Miñano
Espín, entre otros. Sé además que en un pregón de fiestas es preceptivo aludir
a la Reina y su
corte. Me lo ahorraré, porque en Cehegín todas las mujeres se lo merecen. Y
yo también
Intentaré no desmerecer y estar a la altura de la
confianza que se ha depositado en mí. Diré, eso sí, que en todo momento trato
de ser una ceheginera de pro y que llevo el nombre de Cehegín en mi corazón,
pregonándolo por todos los lugares del mundo que visito en mis competiciones.
Nací en el Hospital de la Real Piedad y el mío
fue el último nacimiento que aconteció en ese ceheginerísimo lugar. Mis padres
y hermanos me recuerdan una y otra vez las dificultades de mi alumbramiento:
"incluso tu nacimiento fue difícil”, me dicen sonriendo, y la verdad es
que todavía hoy no me lo puedo creer El día anterior a mi nacimiento comenzó a
nevar un poquito pero, por la noche, la nevada fue en aumento, ¡y no os podéis
imaginar cuánto¡ Manuela, mi madre, le dijo a Antonio mi padre”: ¿te imaginas
que mañana me pongo de parto?". Mi padre le respondió: "Dios no lo
quiera, espero que no". Pero a la mañana siguiente, dicho y hecho: nada,
que tenía ganas de ver este mundo y de contemplar mi Cehegín maravilloso
cubierto de un gran manto blanco
Mi padre, muy preocupado por la situación, buscó
ayuda para conducir a mi madre al hospital y poderme “dar a luz”, para lo cual
hubo de recurrir a la
Guardia Civil de Tráfico y como no, le pidió ayuda a su amigo
Antonio "El Valero", quién no dudó en ofrecerle su grúa-pala para que
abriese camino delante del Land Rover de la Guardia Civil, Hubo
de apartar una cantidad de nieve como no se había visto desde hacia muchos años
en la Comarca
del Noroeste. Mi madre me recuerda que, subiendo la Cuesta del Parador, ¡menuda
cuesta y además con nieve peor¡, el coche iba de un lado hacia el otro hasta
incluso quedarse clavado en la nieve y no dar ni un paso más. Mi padre hubo de
pedir ayuda de nuevo a unos hombres que estaban en un bar, los cuales, con
rapidez, consiguieron arrancar el coche y ponerlo en camino. Así que a trancas
y barrancas, conseguimos llegar al Hospital de la Real Piedad. Avisado
el médico y preparados para mi nacimiento, doy mi primer llanto, no de dolor,
sino de alegría por haber llegado a la vida, una vida de promesas y de
aventuras. Y como no, ante tanto trasiego y dificultades, debía llevar algo de ese día conmigo para poder
recordarlo: mis padres deciden entonces que mi nombre sea Dolores de las
Nieves. Dolores por mi abuela y Nieves por este día. Todos estos
problemas pudieron superarse gracias al manto de nuestra patrona la Virgen de la Maravillas, que me
recogió y me pudo conducir hacia a mi nacimiento. Toda esta curiosa odisea fue
noticia en los ámbitos regionales, e incluso en los nacionales
Aunque mi nacimiento, como ya habéis visto, estuvo
lleno de dificultades, también diré que supuso un revulsivo en mi familia, una
familia que siempre se caracterizó por su humildad. Somos una familia
ceheginera más, una de las tantas familias numerosas que han salido adelante
con mucho esfuerzo y mucho sacrificio. Quiero recalcar la voluntad, el buen
hacer, el empeño y el esfuerzo de mis padres Antonio y Manuela, dos padres que
todo el mundo quisiera. Ellos lucharon incansablemente por conseguir lo mejor
para nosotros, y nosotros hemos intentando responderles procurando ser personas
capaces, valientes, luchadoras y, sobre todo, siendo buenos hijos y buenas
personas. Mi padre, Antonio, que se encuentra todos los días en mi memoria, era
un padre bondadoso, trabajador, amable y obstinado, en conseguir que sus hijos
alcanzáramos todas las metas que él no pudo conseguir, de manera que tuviéramos
mejores expectativas de futuro. Así que
nos animó a todos a conseguirlo. Mi madre, Manuela, ama de casa luchadora, una
madre modelo, cariñosa, buena, siempre con el firme objetivo de que fuéramos
personas responsables, trabajadoras y buenas. Ellos fueron la semilla de
germinación de esta familia de la que yo soy la quinta hermana, y en la que me
preceden cuatro hermanos a los que quiero mucho y de los que haré mención.
Ya conocéis a mis padres ahora os presentaré al resto
de mi familia. En primer lugar está mi hermano mayor Ginés Alfonso, que me da
muy buenos consejos, me anima y, sobre todo, del cual destaco su cariño y amor
hacia mí. Además me ha dado la alegría impagable de mis dos sobrinos Manuel y
Alfonso, a los que quiero con toda mi alma, y estoy deseando que vengan de Jaén
para poder estar a su lado y compartir esos momentos de alegría, emoción y
poder ensañarle mis medallas. Le sigue mi hermano Antonio, que ha estado
conmigo en los buenos y malos momentos, que me ha impulsado a hacer cosas que
creía que no podría y que, además, me ha dado dos alegrías más: mis dos
sobrinos Ana y Antonio. Me encanta cuando todos los domingos aparece para comer
el “arroz de la Abuelita”.
A continuación mi hermana Amparo, ven ustedes lo grande que es pues más grande
es su corazón, con una fuerza de voluntad que no lo saben ustedes, siempre
conmigo, pensando en lo que tengo que hacer, siempre a mi lado y a la que
quiero muchísimo, porque además de ser mi hermana es una amiga a la que le
cuento muchos problemas y me responde siempre lo mejor para mí. Y, por último,
y no menos importante, mi hermano Blas Ignacio, mi entrenador personal, mi
Manager, el que me lleva a todas las competiciones, el que está pendiente de
mis entrenamientos, que insiste en que lo haga lo mejor posible y el que lucha
todos los días porque me esfuerce y lo haga cada vez mejor. Saben ustedes lo
que más me gusta cuando acabo una competición, abrazarme a él y llorar juntos
de alegría por los éxitos cosechados, sabiendo ambos los sacrificios que hemos
tenido que hacer para conseguir cada una de las medallas que tengo en mi poder.
Te agradezco mucho todo el trabajo que has realizado en la sombra. Sin ti,
seguramente no sería lo que soy, te quiero mucho
Siguiendo con el resto de mi familia, tampoco quiero
olvidar a mis cuñadas, Isa, la mujer de mi hermano Ginés Alfonso, que me trata
como una hermana más y que es mi fan número uno. Me encanta leer sus
comentarios en facebook y oírla como me anima por teléfono. Tampoco me olvido
de mi cuñada Juani, esposa de mi hermano Antonio, orgullosa de mí y de mis
logros. Siempre me acuerdo de cuando nos reunimos todos los días 6 de enero en mí casa
para abrir los regalos de los Reyes Magos sigo soñando que algún día me
devuelvan a mi padre; eso es lo que yo les pido todos los años, y para terminar
ese día nos reunimos todos en la comida familiar. ¡Qué buenos recuerdos!
Bueno, ya conocéis a mí familia, pero quiero destacar
cuál fue la sorpresa más importante que supuso mi llegada a la vida. Tras mi
nacimiento, la matrona me colocó en el pecho de mi madre. Estaba fría, mojada,
y sucia pero, por dentro, irradiaba calor, emanaba alegría, y entusiasmo por la
vida recién iniciada. De repente, mi madre me miró a los ojos y observó que era
diferente, ¡¡sí diferente¡¡. Como cualquier patrón de costura, a veces el
sastre, con sus tijeras, crea una pieza diferente pero no siempre esa
diferencia implica desechar el patrón entero.
¿Ustedes creen que esa “diferencia”, entre comillas,
puede ser importante? ¿No es verdad que todos somos diferentes? ¿Se debe, por
tanto, tirar al traste todo el trabajo realizado anteriormente cuando el traje
puede ser el más dotado de hermosura, más que muchos trajes formados por
patrones que están cortados a la perfección?. Pues eso fue lo que tuvieron que
pensar mis padres, y por eso, creo, que se ha podido hacer de mí un lindo
vestido. Tras la sorpresa de ese descubrimiento, mis padres pusieron todo su
empeño en que ese patrón diferente fuese finalmente el más bello vestido que
jamás se hubiera hecho. Durante este largo camino sufrieron tropiezos pero
también disfrutaron de muchas alegrías, cualquier pequeño logro era un triunfo
para ellos. Empeñados en conseguirlo juzguen ustedes si lo han conseguido
En mis recuerdos más antiguos, aparecen todos
los sacrificios que tuvieron que realizar mis padres conmigo. Me acuerdo de esos momentos difíciles
donde la sociedad no es lo que hoy es, donde muchas veces conseguir una
estimulación a un niño/a como yo, suponía muchas dificultades y reticencias,
donde la integración de niños con necesidades especiales era casi imposible de
encontrar y difícil de disfrutar, no como hoy; aunque seguro que muchos de los
que están presentes lo saben y lo han sufrido o están sufriéndolo como yo. A
pesar de los esfuerzos de la
Administración, todavía queda mucho camino por recorrer para
que personas como yo no estén apartadas en un rincón. Y es que sin el apoyo de
las administraciones públicas, son muchas las dificultades que tendríamos que
superar para demostrar a la sociedad que no somos personas dependientes de ella
sino que somos personas que podemos dar cosas importantes e incluso aportar
algo nuevo, interesante y diferente.
Recuerdo con emoción el esfuerzo, el sacrificio y la
dedicación de mis padres, ¡cuantas lágrimas derramasteis!, Siempre animándome,
ayudándome y guiándome, desde los primeros momentos de mi vida. Recuerdo
incluso como conducíais mi mano hasta mi boca cuando sujetaba la cuchara
cargada de papillas, y también cómo poco a poco yo os apartaba la mano y
aprendía a ser autosuficiente. Al principio me ponía perdida de comida, pero,
al poco tiempo, comencé a usar todos los utensilios (cuchara, tenedor,
cuchillo) ¡Cómo me ponía! ¿Recuerdas, mamá, cómo me ponía perdida?. Me
ponías un paño y me llenaba de comida por todos los sitios. ¡Y cuántos vasos de
agua me he derramado encima¡. Y. sin embargo, ahora me gustaría que me vieran
comer, me costó mucho, pero lo he conseguido. Cuántas veces te quedaste tú y el
papá una noche tras otra en vela solamente mirándome en la cuna, y pensando que
conseguiríais convertirme en alguien que no dependiera de otro. Y a la vez
alguna lágrima se derramaba por vuestras mejillas; lo sé aunque yo no os veía,
pero sí que podía sentir vuestro calor y el latir de vuestro corazón. ¿Os
acordáis de mis primeras palabras, de mis primeros pasos, de mi primera vez que
fui solita al baño, de mi primer abrazo, de mi primer beso? Pues yo tampoco
puedo olvidar vuestra cara, ese cambio de una mirada con preocupación a una
mirada de admiración, alegría y dulzura. No os lo podía decir pero lo sentía
muy dentro de mi corazón.
De mis primeros años, recuerdo mi paso por la Guardería de la Gran Vía, donde tuve mi
primera experiencia escolar, y recuerdo también, como no, a su Directora “Doña Isabelita”, y de muchas cuidadoras,
Juani, Maravillas, Paca. Pero, sobre todo, me acuerdo de un carnaval, ¡qué
recuerdos tan bonitos¡, me vistieron de payaso, y me subieron a mi casa para
que mis padres me vieran, ¡¡qué alegría y qué sorpresa, cuantos momentos de
felicidad!.
Una de las épocas de mi vida con mejor recuerdo y de
la que tengo muy buenas experiencias fue mi etapa escolar. Les recuerdo que no
existía apoyo educativo para niños con necesidades especiales. Afortunadamente,
tras muchas peripecias, tramites y dolores de cabeza de mis padres, y tras
muchas reuniones con la
Administración, al final se dotó al colegio público “Pérez
Villanueva” de profesores de apoyo, psicólogos y logopedas. Aquí conocí a muchos
amigos con los que actualmente conservo gran amistad: mi amiga Loli, Engra,
Josí, Cristina, Encarnita, Marian… Y cómo no recordar también a mis profesores,
Don Juan Luís, mi señorita Juani, la Señorita Loli de Paco, la señorita Lali, mi
profesor de apoyo Antonio, mi señorita Loli, y mi señorita Dolores… ¡Qué
promoción más buena la de 1996¡, qué recuerdos, cuánto trabajo realizado por
mis maestros para que yo pudiera aprender a leer, a expresarme, y sobre todo a
divertirme¡. Reconozco que a la hora de ir al colegio era un poco perezosa, y
de esto podría dar fe mi padre que me llevaba todos los días al colegio, pero
les confieso que una vez que llegaba a clase no quería irme porque disfrutaba
con el cariño de mis profesores y amigos.
Coincidiendo con mi etapa escolar, fue cuando se
inauguró el Pabellón de Deportes y la Piscina Municipal.
Mis padres, tras consultar con los médicos, vieron la conveniencia de que fuera
a practicar deporte, y ello a pesar de las muchas reticencias existentes y de
un camino plagado de obstáculos.
Así que comencé mi periodo de aprendizaje para nadar.
Seguro que Pablo, Juan Fran, Tomas y Juan Carlos, recuerdan cómo, a pesar de lo
difícil que es que un niño aprenda a nadar, más difícil es enseñar a alguien
como yo. Al final, ha quedado claro que todo esfuerzo merece la pena. ¡Cuántos
dolores de cabeza y cuánta paciencia!. Con el tiempo y la dedicación necesaria,
pude conseguir aprender todos los estilos de natación. Me acuerdo,
todavía, cuántos tragos de agua me di,
cuantas cafeteras hice, cuantas veces pensé que no podría conseguirlo; pero a
la vez pensaba ¿por qué no?, ¡¡¡yo soy capaz¡¡¡.
Siguiendo con mi preparación deportiva comienzo con
mi Gimnasia de mantenimiento con Encarna, en mi memoria están todas esas horas
nocturnas de trabajo duro, en las que ella se empeñaba en hacerme sudar al
grito de ¡Vamos Loli, vamos¡ y también
recuerdo el cariño que recibí y que aún recibo de mis compañeras de gimnasia.
Además Encarna, suele decirme cuando tengo alguna competición a la vista, “ya sabes, tú nada rápido, que si no
te vas a tener que traer la medalla del salchichón”.
Me acuerdo de cuántas veces yo, con mi padre,
bajábamos desde casa, rodeando nuestra plaza de Toros, y pasando por el Colegio
“Virgen de las Maravillas”, hasta llegar al Pabellón además íbamos saludando a
los amigos de mi padre con los que nos cruzábamos y especialmente a sus amigos
que se encontraban en el Bar del Sindicato. He olvidado las conversaciones de
mi padre con sus amigos, pero lo que no he olvidado es la cara de orgullo de mi
padre cuando le preguntaban ¿qué Antonio, a llevar a la cría a natación?, y
entonces el respondía “SI, a ver si consigue alguna medalla en el próximo
campeonato”. Después mi padre me esperaba pacientemente hasta que yo terminaba;
cuánta gente me dice: “Me acuerdo mucho de tu padre, que te llevaba a la
piscina y te recogía todas las tardes para ir otra vez a casa”. Este -sube y
baja- de mi padre, ese ánimo, esa voluntad, ese cariño y empeño, su sonrisa, su
alegría… Si mi padre se encontrara aquí, ahora, sería la persona más feliz del
mundo, y yo no pararía de abrazarlo, de besarlo y él, no pararía ni un momento
de hablar de mí, de mis hermanos, de su esposa y su familia. Papá, seguro que
me estás escuchando: ¡Te quiero mucho¡.
Bueno mi vida ha trascurrido en el Barrio de la Plaza de Toros,
concretamente entre las Calles Cid Campeador y Churruca, en una casa humilde
pero llena de alegría, siempre con mucho ajetreo. Había que ver cómo mis padres
tenían que hacer encajes de bolillos para sacarnos a todos adelante. Mi
estancia, en mi barrio de toda la vida, ha sido y es emocionante, lleno de
alegría. Es un barrio tranquilo, moderno, cómo recuerdo, con gran felicidad, mi
infancia con mis vecinos:
Me van a perdonar pero ahora tengo que hablar un
poquito de mis vecinos y familiares, porque se lo merecen, me quieren y me
tratan como a una hija. En primer lugar, está mi vecina Gloria y su marido
Diego, es como mi segunda madre, y bien que lo ha demostrado y lo sigue
haciendo. Desde bien pequeña y acompañando a sus hijos Alejandro y Alba me ha
llevado a todos las fiestas, desfiles y procesiones a los que mis padres no han
podido ir. Después están mi vecina Rosa, su marido Agustín y sus dos hijas, qué
bien nos lo pasamos en la puerta de su casa tomando el fresco y algunos días en
su cochera, celebrado mis victorias; Las convites vecinales son muy frecuentes
entre nosotros, en unos casos toca en mi casa en otros la casa de mi vecina
Pepa, para tomar el café o el chocolate con bizcocho y en otros en la casa de
la huerta de mi vecina Maruja y de su marido Juan viniendo incluso su hija Ana Mari,
o en la casa de mi vecina Cati donde nos reímos sin parar con las anécdotas que
cuenta su marido Antonio. Pegados a mi casa viven mis vecinos Loli y Ángel que
siempre están esperándome en la puerta para ver las medallas que traigo
colgadas y que me reciben como a una auténtica campeona.
.
Cerca de mí, viven también mis dos tíos: toda la
familia de mi padre vivimos muy cerca, de manera que, cuando alguno necesita algo
del otro, siempre estamos ahí. En la misma calle vive mi tío Blas “El Porreta”,
como le gusta que le llamen, mi chacha “Ana María” y mi primo Matías. Cada vez
que voy a alguna competición antes paso a verlos y ellos me dan ánimo y siempre
me recuerdan que es muy importante todo lo que estoy realizando. Casi pared con
pared viven mi chacha “Isabel”, viuda de mi chache “Juan El Porreta” y mis
primas Amparo y María siempre me dan ánimos para todas las competiciones. La
mayoría de la familia de mi madre vive en Mataró y aquí en el pueblo solamente
residen mi prima Antonia. Como me anima continuamente a seguir, y cómo me gusta
visitar su casa cuando están sus hijas Gema y Mavi, para que me preparen un
pizza, ¡Qué bien nos lo pasamos cuando me acompaña mi hermana Amparo¡
Desde bien pequeña mis padres me han transmitido el
cariño hacia el pueblo de Cehegín. Recuerdo también esos paseos que en compañía
de mis padres y mis hermanos dábamos por el Casco Antiguo para ir hacer una
visita a la casa de mi abuela, ¡Qué vistas se tienen desde ahí¡. Y todavía,
como si no hubiera pasado el tiempo, fuera ahora, me acuerdo de las
explicaciones y las anécdotas que mi madre nos contaba: donde jugaba ella de
pequeña, cómo estaba todo antes, cuánta gente vivía allí, qué diferente que era
con respecto a la actualidad… Y, mientras, mi padre, nos decía que esta casa es
de Fulano o Mengano, esta otra tiene tal o cuál cosa y, sobre todo, el número
de casas en las que él había estado cuando era albañil y cuántas había
arreglado. A mí me encantaba soltarme de la mano y salir corriendo por esas
callejuelas y cómo, alguna vez que otra, me caía y empezaba a llorar. Pero no
me pasaba nada: enseguida salían corriendo a mi auxilio. También me encanta
asomarme desde el mirador de la
Plaza del Castillo y observar, sentir el aire sobre mis
mejillas y respirar ese olor característico de un pueblo como el nuestro, con olor
añejo, a leña quemada, a añoranza, a cariño, lo que cualquier ceheginero
siente cuando se sitúa ahí.
Mis fiestas, son para mí, las mejores del mundo Desde
mi infancia recuerdo como mi padre, siendo yo muy pequeña, me llevaba en sus
brazos en la procesión acompañando la estela de nuestra Patrona la “Virgen de
las Maravillas”. Salíamos puntuales toda la familia, tanto para guiarla hacia
su estancia provisional en la
Iglesia de la
Magdalena, como en el regreso a su Santuario del Convento. Lo
hacíamos todos los años. Siempre rogando y pidiéndole que todo saliera bien. De
las fiestas me gusta todo, pero si hay un día en el que me lo paso en grande es
en el Día del Huertano, me encanta vestirme de Huertana. Ya desde el día
anterior estoy diciéndole a mi madre que me prepare el traje para ponérmelo en
perfecto estado Y cómo no, me encantaba
y me sigue gustando mucho montarme en el tren de la Bruja. Ahora ya no lo
hago sola ya que me acompañan mis sobrinos: me lo paso muy bien y, cuando
puedo, le quito la escoba a la bruja. ¡Como me rió¡ El ultimo día de fiesta,
como es tradicional, vamos la familia a tomarnos el típico chocolate con churros:
me encanta.
Llegados
a este punto del pregón, y una vez que ya os he desgranado pedazos de mi vida, ahora
les hablaré de mi deporte favorito, la natación. Os diré que me acuerdo de mi
primera prueba competitiva acompañada por Tomás en Molina de Segura. Poco
después participé en el primer campeonato de España, en Ciudad Real, con Pablo,
recuerdo que momentos antes de la final no quería competir porque los nervios
habían hecho que dejase olvidadas mis gafas de natación en el hotel. Gracias a
la insistencia de mi familia y de Pablo lograron que yo pudiera disputar la
final. Y bueno, no salió nada mal: mi primera medalla, un Bronce, qué ilusión,
y eso que no llegaba con muchas esperanzas. En años sucesivos, con el empeño de
Tomas, y con mi fuerza de voluntad, seguimos adelante, incansables, aunque no
se pueden ni imaginar que cansado es esto de la natación de competición.
Empiezo con campeonatos por diversas ciudades de España: visito Madrid,
Benalmádena, Dos Hermanas, Logroño, Torrevieja, Gijón, Sevilla, Elche, San
Fernando … bueno, en realidad casi todo el país. Y en las competiciones, no me
va nada mal. He sido varias veces Campeona de España y Subcampeona y me he
traído hasta Cehegín muchas medallas de oro, plata y bronce con muchos trofeos.
He conseguido metales en Crol y Espalda, pero en la
especialidad donde más galardones he logrado es en Espalda, un verdadero
desafío, ya que, este estilo es difícil y necesita mucho trabajo: pero para eso
ya estoy yo. A lo largo de mi andadura por todos mis Campeonatos he conocido a
una gran cantidad de amigos en las competiciones nacionales, nadadores/as con
las que he competido pero en los que también he encontrado cariño y amistad la
cual he conservado durante muchos años. Como mi amiga Mabela y su familia de
Oviedo; como mi amiga Silvia y su madre y hermana de Cuenca; mi amigo Héctor con
su padre Paco de Gran Canarias; o mi amigo Nacho de Elda y su madre y padre,
Adams, Lucy y sus padres Paulin y Greg y muchos otros, siempre nos alegramos de
reencontrarnos.
Pero no toda mi aventura deportiva ha transcurrido en
España. Desde el año 2006, he participado en Campeonatos Internacionales
específicos de Síndrome de Down. Mi primer viaje fue a Limerick en Irlanda.
Recuerdo perfectamente ese viaje porque era
la primera vez que me montaba en avión ¡qué miedo!, se me ponía una cosa en el
estómago… Bueno, ese viaje fue inolvidable y muy especial para todos. Era mi
primer campeonato Internacional y era raro porque, estando allí, veía como
conducían esa gente por el lado contrario, el izquierdo ¡¡Qué raro¡¡.Y además, qué miedo, mi hermano
conduciendo por la izquierda, madre mía. Aunque él no se daba cuenta, yo rezaba,
y él encima a veces se equivocaba de carril, aunque yo creo que los equivocados
son ellos
En la competición me fue muy bien, consiguiendo ser
campeona del Mundo en dos pruebas en 50 y 100 metros espalda y
Record del Mundo en 100
metros espalda. Me gusta recordar una frase que me
decían para animarme y estimularme, “Ahora ya sabes que te las tienes que comer
con patatas”, y yo respondía “Y macarrones”; Ya se habrán dado cuenta de cuál
es la comida que más me gusta, aunque les diré que me gustan todas las comidas
que hace mi madre. Y otra cosa que me encantaba decir nada más llegar a los
campeonatos es “El viernes nos vamos a Cehegín”. Conforme se acercaban los días
para regresar a España más interés ponía en decir que “Ya nos vamos a Cehegín y
seguro que me van a preparar una fiesta”. Como verán el orgullo de ser ceheginera me
salía por todos los poros, no puedo pasar mucho tiempo fuera de mi pueblo pero
además les diré que yo no decía que era de España, primero decía “Soy de
Cehegín”.
Cuando me encuentro en las competiciones recuerdo que
mi padre siempre me decía: “Tú tírate rápido y corre mucho, como si tuvieras un
toro detrás, corre mucho tráete alguna medalla, y si no, no pasa nada”. Además
yo antes de una competición me pongo muy nerviosa, me pongo a pensar y muchas
veces me pongo a llorar. Para relajarme un poquito, procuro recordar a toda la
gente que me quiere, así que antes de competir me meto en el vestuario ¿y saben
ustedes lo que hago? “Me pongo a mirar las fotos de mi padre, mi Virgen de las
Maravillas, mi Virgen del Primer Dolor, la Virgen de las Nieves y la foto de mi abuela
Dolores, que hasta ahora nunca me han fallado. Y además siempre llevo conmigo
mis amuletos: una rana y una llave pequeñita”. Después de todo este
preparativo, salgo con unas ganas tremendas de comerme la piscina o bueno
bebérmela.
Antes de nuestro regreso a España nos dio tiempo de hacer
algo de turismo por Irlanda y de conocer un poquito la ciudad de Dublín, en
compañía de Elma, hija de Paco “Maquinas”, que vive allí, y que atentamente nos
hizo de guía Qué bien nos lo pasamos.
Mi hermana Amparo me cuenta que estando como componente
del Coro Ciudad de Cehegín finalizando el concierto, el Alcalde, subió al
escenario para decir unas palabras dando a conocer la noticia de mis existos en
Irlanda poniéndose a aplaudir todo el Camelot. Acto muy emotivo y de
agradecimiento de mi pueblo.
Una de las cosas que más me sorprendió y emocionó fue
la poesía que creó para mí, nuestro recordado Francisco Alfonso Gil Morales, Paco
Alfonso, que dice así:
Dolores de las Nieves
Campeona de España,
estrella del deporte
Ceheginera y Murciana.
Cuando nadas alegre
compitiendo con ganas
el agua se convierte
en tu ángel de la guarda.
Las voces de los coros
celebran tus medallas
hasta la Peña Rubia
canta con la alborada,
porque quiere ofrecerte
la luz inmaculada
donde guarda la Virgen
los trofeos del alma.
Mi regreso desde Irlanda fue emocionante y divertido
además mi sorpresa fue enorme cuando mis vecinos me esperaban en la calle con
unas pancartas que decían “Bienvenida
Campeona” ¡¡que alegría¡¡, qué bien, cuántos regalos. Y por si todo aquello
fuese poco, mi amiga Emilia de Bejar había preparado una charanga, coincidiendo
que eran las fiestas en el pueblo, y me rindieron un homenaje haciéndome pasar
por todas las barracas. En muchas de ellas deteniéndome para recibir la
felicitación personal de muchas personas. Nunca podré olvidar la emoción que me
produjeron tantos y tantos cehegineros que me agradecían todo lo que yo había
conseguido.
En los años siguientes fui combinando campeonatos
nacionales y competiciones internacionales. ¡No saben ustedes lo que eso cansa¡,
sobretodo porque la intensidad de los entrenamientos se incrementa conforme se
acerca la fecha de la competición, y en esto mi manager y entrenador es muy
exigente. Así que viajamos a Taipei (Taiwán) en los años 2007 y 2010, mientras
que en el 2008 visité Albufeira (Portugal). Los dos viajes totalmente
diferentes, los dos primeros larguísimos,
de más de 20 horas de vuelo, no en balde fuimos al otro extremo del
mundo; y el tercer nos llevo a Portugal un viaje más cercano y muy agradable
que lo realicemos en coche.
En Campeonato de Portugal, muy cerca de España, me
sentí en todo momento muy respaldada y apoyada como componente del equipo
español. En mi memoria están palabras de ánimo, que me dirigían mis amigos y
componentes del equipo: recuerdo los abrazos y la sonrisa de Nacho, las
palabras alentadoras, claras y concisas de Héctor, el aliento de Paulin, Lucy,
Adams y Greg y los gritos de ánimo y el cariño de Mari Carmen. Gracias a todos
y a mi tensón pude alzarme con una medalla de plata y dos de bronce. Me acuerdo
de nuestra parada en Antequera y de
muchas cosas más agradables y bonitas, pero yo siempre me quedaba durmiendo
durante el viaje. Y es que para mí, viajar en coche y dormirme es todo uno. Mi
hermano me decía incrédulo: “Anda, pero mírala, si ya está durmiendo otra vez”.
De los viajes a Taipei, en el primero recuerdo que
nos quedamos sorprendidos de la inmensidad y la grandeza de esta ciudad, qué
edificios más altos. Recuerdo que subimos al edificio más alto de mundo en esos
momentos, el Taipei 101. Tenían el ascensor más rápido construido nunca, ¡Uf
qué impresión¡, desde lo más alto se podía observar toda la ciudad. Me acuerdo
perfectamente que llegamos en la época monzónica, qué calor, qué humedad, yo no
estaba acostumbrada a sudar pero cómo
sudaba; me acuerdo, del clima tan particular, tan pronto salía un sol de justicia
como llovía torrencialmente. También os diré que la comida era diferente y que
además mi sorpresa fue el no encontrar cubiertos, en su puesto había unos
palillos en la mesa, ¡madremía y ahora que hago yo, así que por primera vez
comí utilizando los palillos¡. Estuve comiendo con ellos como si toda mi vida
los hubiera utilizado aunque tengo que confesar que al inicio me costo un poco
comer con ellos. La competición fue fenomenal y me pude traer dos oros y un
bronce,
En el 2010
vuelvo a la ciudad de Taipei, cómo recuerdo nuestra peripecia antes de
nuestra llegada a Taiwán por problemas con un pasaporte, pero todo al final fue
un pequeño susto. Después de nuestra espera en el aeropuerto y la visita
posterior al consulado se solucionaron todos los problemas aunque tengo que
confesar que pase un poquito de miedo, todo salió muy bien.
En este campeonato formamos un gran equipo español
con gran cantidad de componentes, antes de las competiciones hicimos una
excursión por la ciudad, yo como ya la había visitado antes, les hice de guía,
qué buenos recuerdos, cuantas sonrisas, cuanta alegría, cuanta diversión, de
vuelta traía colgada sobre mi cabeza una plata que sabía a oro.
Como premio a todo lo que había realizado me
reservaban una sorpresa de regreso a España. Hicimos escala en Hong Kong, una
ciudad con muchos letreros luminosos y ruidosa con mucha actividad, me montaron
en un tren muy característico con las ventanas con una forma particular, yo ya
estaba pendiente y mi hermano y mi amiga Mari Carmen me preguntaban cosas para
ver que decía yo y les contestaba “yo sé
donde voy, pero no os lo voy a decir” al final mis sospechas se confirmaron y
mi sorpresa fue preciosa cuando bajando del tren digo; “Anda, Disneyland, mira,
si está Mickey Mouse, que bonito, que bien si estuvieran mis sobrinos aquí”, me
subí en todas la atracciones, vi el desfile con todos los personajes de Disney
y además era la fiesta de celebración de Halloween, “qué miedo”; bueno, al
final pase un día estupendo.
En mis viajes al extranjero he conocido a muchos
amigos de otros países de Inglaterra, Irlanda, Sudáfrica, Estados Unidos,
Australia, Taiwán, etc. Me extrañaba que
hablaran en un lenguaje muy raro, no sé, no hablaban como yo. Aunque al
principio me costó y necesité alguna ayuda para entenderlos, con el paso del
tiempo entendía todo lo que querían decirme. Mi hermano se extrañaba y
comentaba: “Se entienden todos a la perfección y yo no me entero de nada”. De
mis amigos extranjeros quiero recordar, a un nadador fenomenal, muy guapo y que quería venirse con el equipo de España mi
querido Nick o Tania, de Australia; Krissteen de Canadá o Mannie de Portugal,
con estas últimas me acuerdo de mi primer relevo de 50 metros estilos, recuerdo
lo bien que nos salió y lo divertido que fue. Parecía como si toda la vida lo
hubiésemos hecho juntas.
En los años próximos tengo el propósito de seguir
entrenándome y de continuar compitiendo, no sé si conseguiré nuevas medallas,
pero seguro que con el esfuerzo de toda mi familia y con el apoyo y los ánimos
que ustedes me entregan seguro que lo
tendré mucho más fácil. Este año me dispongo a viajar a Italia y espero seguir
trayéndome medallas:
En esta última parte, no debo ni quiero dejar pasar la
oportunidad para realizar un reconocimiento a los deportistas, personas y
entidades que han estado relacionadas con el deporte de Cehegín y que tantos
triunfos y reconocimientos han dado al pueblo de Cehegín, paseando su nombre
por toda la geografía nacional e internacional, desde el deporte de base hasta
la más alta élite. Espero no olvidarme de nadie, tarea bastante difícil, ya que
Cehegín ha dado y seguirá dando, seguro, muchos y buenos deportistas a lo largo
de toda su historia. Pero si lo hago va desde aquí mi reconocimiento y mis
disculpas.
El deporte en Cehegín ha dado nombres tan
destacados como José David de
Gea, piloto de motos, por el que tengo
una gran admiración por la gran cantidad de triunfos que ha cosechado y
que cuando coincidimos cariñosamente nos llamamos primos. También están el duatleta
ceheginero Cristóbal García, o los atletas Juan Ruiz, Agustín
Valera, Borja Ruiz, Antonio Martínez, a
los cuales sigo en todas sus competiciones y me alegro de todos sus triunfos.
Si hay una persona que ha trabajado por el deporte de base en Cehegín y por el
atletismo en particular ese es Rosendo Berengüí, Presidente de la Federación de Atletismo
de la Región de
Murcia que además fue uno de los fundadores de los premios al
deporte murciano que entrega todos los años la Agrupación Deportiva
Cehegín Atlético y con el que fui premiada años atrás. También destacar en el
mundo del fútbol la figura de Javier Miñano, hijo adoptivo y preparador físico
de la Selección
Española. Son muchos los clubes deportivos que han fomentado
y están fomentando el deporte en Cehegín, pero como no puedo extenderme más en
este pregón citaré solamente algunos de ellos, como nuestros dos equipos de
baloncesto: Club Baloncesto Begastri y Club Baloncesto Cehegín; nuestro club de
gimnasia rítmica Ciudad de Cehegín, y nuestros clubes de fútbol representados
por: el desaparecido Cehegín C.F. y los actuales Cehegín Atlético y Club
Deportivo Almarjal “Ciudad de Cehegín”, del que soy socia de honor, y bien
orgullosa que me siento. Quiero evocar también la figura de algunos deportistas
que han luchado por el deporte en Cehegín y que tristemente no se encuentran
ahora entre nosotros, me acuerdo del ciclista Luís Fernández de Paco, del
jugador y entrenador del Cehegín C.F. Julio Cardozo, hijo adoptivo de Cehegín;
pero a estos habría que añadir muchos otros que han hecho grande el deporte de
Cehegín. Quiero acabar mi reconocimiento al deporte de Cehegín mencionando a
las futuras promesas del deporte ceheginero como las gimnastas María Espín
Ruiz, Campeona de España en la categoría infantil y Ana María Morales Puerta
Subcampeona de España en la categoría Cadete. Un futuro muy prometedor es el
que tienen los jóvenes pilotos de motociclismo Ana Carrasco, la primera mujer
en puntuar en la categoría de 125 CC y Bartolomé Sánchez corredor de motos que
participa en el Campeonato de Velocidad MotoDes, seguro que dentro de poco
darán buenas noticias al deporte de Cehegín. No quiero olvidar a mi amigo Raúl
Jiménez, nadador con discapacidad física, con un número importante de medallas
y que, en la actualidad, me está ayudando a no ceder en mi lucha por conseguir
mantener la ilusión de seguir nadando a un alto nivel.
Va ser hora de ir terminado este pregón pero antes, quisiera agradecer a nuestra amiga Mari Carmen la
ayuda que me ha prestado durante estos años. Gracias a ella los Campeonatos
Internacionales han sido más seguros, gratos y divertidos. Quisiera agradecerle
todo el cariño que nos ha dado.
Quisiera también reconocer el apoyo y la ayuda de todas las instituciones
públicas como el Ayuntamiento de Cehegín; hacer extensivo mi agradecimiento a
Pablo por iniciarme en la competición, a Tomas su cariño, su esfuerzo y su
dedicación, también Cristina mi última entrenadora; a Lázaro e Ismael por su
búsqueda incansable de financiación; a Carmen Fenollar, su dulzura y dedicación
conmigo. Al Centro Deportivo de Caravaca por su disponibilidad ilimitada hacia
mí; y a Pedro y Toña por su apoyo en el gimnasio. Gracias Merche por tus horas
junto a mí, empeñadote en que aprendiera a utilizar la maquina de escribir.
Seguro que me olvido de mucha gente pero seguro que sabrán perdonarme y
comprender mis errores, pero este pregón no terminaría nunca, aunque igualmente
los quiero.
La
escritura y lectura de este pregón ha sido lenta pero muy emotiva porque
consistía básicamente en rescatar de mi memoria, también de la memoria de mi
familia y amigos todas las vivencias pasadas y ponerlas en un papel. En unos
casos hemos reído en otros hemos llorado, pero la sensación de todos es que el
trabajo y el sacrificio han valido la pena.
Después de repasar mi vida y
reflexionar sobre ella me gustaría proyectar en la sociedad una imagen de
esfuerzo y de superación y hacer llegar un mensaje a las familias de niños con alguna
discapacidad para que luchen y no se rindan, que luchen como lo hemos hecho
nosotros y que no pierdan nunca la ilusión, esa ilusión que hace falta para
superar todos los obstáculos que la vida y la sociedad nos van poniendo.
Finalmente, me van a permitir ustedes, que me salte
un momento el guión y que haga un pequeño homenaje a la persona que me lleva y
me trae, que se preocupa por mis entrenamientos, que se rompe la cabeza para
cuadrar su trabajo y poder acompañarme, e incluso que invierte sus ahorros en
mis competiciones; ¡Sube Blas Ignacio¡ ¡Te quiero mucho¡.
Antes de terminar les quisiera agradecer a todos, la admiración, cercanía
y apoyo que han mostrado todos mis amigos, los vecinos de Cehegín y personas
fuera de nuestro pueblo gracias por acompañarme, en este momento tan feliz para
mí, siempre los llevaré en mi corazón en todos los lugares donde me encuentre.
Viva Cehegín. Viva la
Virgen de las Maravillas.
Muchas Gracias a todos. FELICES FIESTAS.